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¿Cómo nació el libro “Los gallinazos sin plumas”? Responde Julio Ramón Ribeyro

Se trata del primer libro del autor peruano, considerado el mejor cuentista del país y uno de los mejores de Latinoamérica

Los gallinazos sin plumas es el primer libro de Julio Ramón Ribeyro, considerado el mejor cuentista peruano y uno de los mejores de Latinoamérica. Publicado en 1955, el libro contiene ocho cuentos que tratan sobre personajes que habitan en la capital peruana. El cuento más conocido es el que da el título al libro.

En una conferencia de 1988, Ribeyro contó ante el público qué lo llevó a escribir este libro:

 

Este libro de cuentos lo escribí cuando ya estaba en Europa. Había viajado a Europa en el año 1952 y en ese momento empecé a escribir este libro de cuentos. ¿Por qué un libro de cuentos? y ¿por qué un libro sobre Lima? […] Es mi certeza de que Lima era una ciudad sin novela; es decir, una ciudad de la cual no existía una representación literaria adecuada a la época en que yo vivía. Las obras literarias y de ficción sobre Lima habían sido relativamente pocas y escasas en el Perú. El precedente más inmediato que teníamos era la novela Duque de Diez Canseco, y una novela Panorama hacia el alba, de Ferrando, y algunos otros libros de menor interés. Salvo La casa de cartón, que es una novela urbana pero que se circunscribe al ambiente de Barranco.

Pensé entonces que era necesario reflejar literariamente una ciudad que se había transformado, que había dejado de ser ya la arcadia colonial y que estaba en trance de convertirse en una urbe moderna. Y como no tenía en ese momento ni disposición ni idea para escribir una novela, se me ocurrió escribir un grupo de cuentos que de diferente medida fueran como una especie de mosaico de la vida de la ciudad.

Este libro, como repito, lo escribí en París y una parte en Madrid, cuando tenía 23 o 24 años. Y el cuento principal “Los gallinazos sin plumas” me fue inspirado por experiencias infantiles. Cuando yo vivía en Miraflores, de niño había visto a muchos pequeños muchachos del barrio, pobres, que recogían la basura. La juntaban, la vendían o la entregaban a los cerdos; pero me había olvidado completamente de este incidente. Pero en París en 1954, trabajando yo de conserje de un hotel, entre mis obligaciones tenía la de levantarme muy temprano para sacar los tubos de basura a la calle; y en una de estas salidas con los tubos de basura, vi que había una serie de vagabundos, lo que se llaman allá “clochard”, que estaban esperando justamente esto para precipitarse sobre los tubos y sacar de ellos lo que les fuera necesario. Esto me hizo inmediatamente recordar esas escenas de mi infancia y en el acto empecé a escribir ese cuento que se llama “Los gallinazos sin plumas”. Cuento que, por otra parte, en esa época fue quizá una novedad, muy llamativo, puesto que este oficio o esta ocupación era relativamente rara, pero que en la Lima de hoy se ha extendido y es casi, realmente, una industria.

 

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