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Cinco poemas de Grace Gálvez que pertenecen al libro «El cielo en la tierra»

Los versos forman parte de su primer poemario publicado este año por Ciudad Librera

Grace Gálvez Núñez (Lima, 1985) es periodista, lingüista y correctora de textos. Egresada de la Maestría de Escritura Creativa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Trabaja en el diario El Comercio como correctora y es la vicepresidenta de la Asociación de Correctores de Textos del Perú. Produce y conduce el programa virtual de poesía Poeta Armada, en el que presenta a distintos autores y entrevista a poetas jóvenes y consagrados. Es experta en la vida y obra de Pablo Neruda, y posee una amplia colección de sus libros. Ha sido ponente en diversos eventos literarios y ha publicado entrevistas y artículos periodísticos en El Comercio y otros medios de comunicación.

Los siguientes poemas pertenecen a su libro El cielo en la tierra (Ciudad Librera, 2023).

 

Él

Vivo en un planeta extraño
donde solo habita un hombre

y todas las mañanas pienso en él
cuando me visto pienso en él
cuando respiro pienso en él

Nada más bello que verlo caminar
por las calles vacías

cuando él pasa por mi vista
todos los sonidos del mundo se apagan

y solo escucho cómo inhala
cómo exhala

y es extraño porque cuando me mira
todo lo que veo son sus ojos

y cuando me toca
todo lo que existe son sus manos

y cuando me besa
hasta yo desaparezco entre sus labios

Vivo en un planeta maravilloso
porque nada me hace falta:

porque la música es él
y el alimento es él
y la poesía.

 

La música cósmica

el viento helado

el sol iluminando la habitación

mis ojos volados

el sonido del caramelo mordido

los perros ladrando en la calle

nuestros cuerpos cansados

mi boca sonriente

el aroma de tu cuello

mi cara en tus pupilas

dios

siempre tú.

 

El dolor del amor

El dolor del amor
no tiene tiempo:
envejezco
y sigue abrasando
mis entrañas.

Ese antiguo dolor
que reverdece
me marchita
la frente
me horada
el cráneo.

Y las mariposas
monocromáticas
de mi pecho
se suicidan saltando
a mi estómago vacío:
polvo desenamorado.

Sin embargo
enternece saber
que aún
están allí
las mariposas.

 

Depende de ti

La puesta del sol
tiene poesía

depende de ti
si es oda
o elegía.

 

Mi casa

¿Cuántas veces has estado dentro?
Y todas las veces mi hospitalidad te albergó.

Quiero ser tu anfitriona eterna
tu hogar
tu destino luego de todas las rutas
que decidas tomar.

Llega a mí
llega conmigo
simplemente llega…
siempre te estaré esperando.

Y te recibiré como el primer día
incansablemente te acogeré en mi casa oscura
y los aromas de mi morada te envolverán
hasta volverte adicto
hasta que quedes ebrio de mí,
de mis tinieblas.

Recorre mi casa como si fuera tuya
camínala de extremo a extremo
habítala
sáltala
haz piruetas en su interior
y deja en ella tu sudor
tu esencia más recóndita.

Yo te ofrezco agua
(siempre llegas sediento)
y pan a borbotones
(quiero saciarte por completo).

Te ofrendo mi casa-refugio
casa de campo
mi casa de gritos.

Desde hoy será tu eterna residencia
tu residencia de cielo y tierra
de infierno e infinito
de paz y ternura
de satisfacción.

Tu casa, tuya,
tu eterna casa.

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