in

Jorge Luis Borges y las tres teorías que “justifican” la traición de Judas a Jesús

Judas el sacrificado, Judas el asceta y Judas como la verdadera reencarnación de Dios. Tres teorías ficticias que explora Jorge Luis Borges en su cuento “Tres versiones de Judas”

Foto: HKI InstituteThe Fitzwilliam Museum, Image Library

 

En su libro Ficciones (1944), Jorge Luis Borges incluyó el cuento “Tres versiones de Judas”, el cual plantea teorías que intentan “justificar” la traición de Judas Iscariote quien, según la Biblia, vendió a Jesús por treinta monedas de plata. En las tres versiones, se afirma que Judas cometió este acto deliberadamente, muy consciente de las consecuencias.

Ficciones es una colección de relatos cortos que exploran temas como la realidad, la ficción, el infinito y los laberintos. La obra es valorada por su estilo ingenioso, su profundidad filosófica y su capacidad para jugar con las ideas y las percepciones del lector. Borges combina elementos de la literatura, la filosofía y la metafísica, creando historias que invitan a la reflexión y a la interpretación personal. Es un libro que desafía la imaginación y que, sin duda, deja una huella duradera en quien lo lee.

¿Cuáles fueron estas teorías de Judas según el cuento de Borges?

1. El sacrificio de Judas

Según esta teoría, para que Jesús cumpla su misión “era necesario que un hombre, en representación de todos los hombres, hiciera un sacrificio condigno” y Judas Iscariote fue ese hombre. “Judas, único entre los apóstoles, intuyó la secreta divinidad y el terrible propósito de Jesús. El Verbo se había rebajado a mortal; Judas, discípulo del Verbo, podía rebajarse a delator (el peor delito que la infamia soporta)”.

2. Judas el asceta

“El asceta, para mayor gloria de Dios, envilece y mortifica la carne; Judas hizo lo propio con el espíritu. Renunció al honor, al bien, a la paz, al reino de los cielos, como otros, menos heroicamente, al placer. Premeditó con lucidez terrible sus culpas. Obró con gigantesca humildad, se creyó indigno de ser bueno. […] Judas buscó el Infierno, porque la dicha del Señor le bastaba. Pensó que la felicidad, como el bien, es un atributo divino y que no deben usurparlo los hombres”.

3. Dios reencarnó en Judas

En esta versión, el hijo de Dios “pudo sentir fatiga, frío, turbación, hambre y sed; también cabe admitir que pudo pecar y perderse”. “Dios totalmente se hizo hombre hasta la infamia, hombre hasta la reprobación y el abismo. Para salvarnos, pudo elegir cualquiera de los destinos que traman la perpleja red de la historia; pudo ser Alejandro o Pitágoras o Rurik o Jesús; eligió un ínfimo destino: fue Judas”.

 

Comentarios de Facebook

Silvio Rodríguez: “Leer a Vallejo es estremecerse, es vivir una experiencia dramática”

El “Ulises” de James Joyce según Anthony Burgess, autor de “La naranja mecánica”