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Siete poemas de Georgette Philippart tras la muerte de su esposo César Vallejo

Los poemas transmiten la profunda tristeza que le dejó la ausencia del vate peruano

Después de la muerte del poeta César Vallejo, Georgette Philippart se hizo notar para resaltar la figura del vate peruano y promover su importancia literaria a nivel internacional, aunque para ello tuvo que enfrentarse a diversos personajes de la época y ganarse algunos enemigos.

Georgette y Vallejo se conocieron en 1927, desde entonces frecuentaron, se hicieron amigos, novios y finalmente se casaron en 1934, aunque el matrimonio solo duró cuatro años, ya que Vallejo partió a la eternidad en 1934.

La muerte de su esposo le dejó una gran desolación y soledad. Sin embargo, ello no le impidió trabajar arduamente para gestionar la obra del poeta de Santiago de Chuco.

Los poemas que presentamos a continuación, forman parte de Máscara de cal (Masque de Chaux), publicada en 1964, por la editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En estos versos, Georgette expresa la tristeza que se apoderó de ella desde que su amado esposo ya no respondió a su llamado.

Cabe resaltar que los poemas no tienen título, por lo que les hemos dado un número arbitrario, solo para darles un orden. Parte del último poema que presentamos está inscrito en la tumba de Vallejo, quien descansa en el cementerio Montparnasse de París.

 

1

 

La muerte ya te sonreía

a través de los celajes de tus lágrimas

escuchando por la ventana entreabierta

el pregón de los diarios vespertinos

 

Encaramada en tu delirio

la fiebre mide

tus orines de cobre

y silenciosa filtra tu agonía

 

Entonces era el cuarto de la última primavera

 

En la mesa cubierta de seda verde

te quedaste ensimismado

soportando el sudor de tanta nueva angustia

 

Pegados a tus dedos que tocaban la tierra

yacían pedazos de ese azul muerto

de un viaje

en

jirones

 

 

2

 

Sentada como una ciega

cae la vida a mi alrededor

a manera de ecos

 

he corrido tanto

y ya nada existe

 

Un día

cuando haga mucho calor

 

como un cascabel roto

iré a sentarme en tu tumba

 

Con la cabeza apoyada en tu muerte

interminablemente escucharé tu sueño

 

tu frente llena de sollozos

en mi regazo seco

 

 

3

 

Apagando poco a poco

todos los sonidos en mi alma

cánceres malvas invadieron mi pecho

Con los brazos cargados de todas las felicidades halladas

de todas las lilas que vendrán

te seguí mucho tiempo por el camino

 

Hoy me detengo

recompensada con instantes de tu vida

trashumante

 

Todo me habla de tu muerte

todas las palabras me traen tu delirio

desde que pusiste en mi cabeza

 

tus manos como corona de espinas

 

 

4

 

Eran las cinco pasadas

los árboles reverdecidos

el sol al fin de vuelta

la ventana entreabierta

 

Entré

te dije buenos días

y no respondiste

 

Me acerqué

te besé

y no respondiste

 

quizá me enfadé

 

Entonces

lentamente alzaste tu cabeza

y del rincón más recóndito del ojo

tu mirada daba pena

 

 

5

 

Acuérdate que mi vida

se queda lentamente sin consuelo

 

lentamente

enloquece

 

y sigo este camino sin saber

como un animal que tira la carreta

 

hacia el matadero

 

 

6

 

Sin remedio para tu muerte

vi pasar tus lágrimas entreabiertas

y el triste barco de tus días condenados

 

Después de un año

te traigo mi pan duro como ayer

esta sábana con un poco de la muerte de los pobres

este sollozo

que encontré solo despierto en la noche

 

y para el claustro enterrado de tu corazón

mi vida

de sal gris

 

7

 

Tú mi vida

tú mi desgracia

 

toda mujer eternamente

mece un niño

 

nevé tanto

para que duermas

 

lloré tanto

para desvanecer tu ataúd

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