Hace algunos años, celebramos la aparición de tres extractos de videos del poeta César Vallejo mientras participaba en el II Congreso de Escritores Antifascistas en Valencia (España), en 1937. Esos son los únicos registros conocidos hasta hoy. No se ha podido hallar un video más largo o, lo que tal vez es más imposible, un video donde él lea algunos de sus poemas más emblemáticos.
¿Por qué no hay más videos de Vallejo? Quizás por el difícil acceso a las cámaras en aquella época, ya sea por lo caras que habían sido o porque habían pocas; tal vez por la falta de costumbre o visión para grabar momentos importantes; o simplemente porque a Vallejo no le interesaba aparecer en la pantalla grande. Cualquiera que fuera el caso, el admirador de Vallejo lamenta que antes no haya sido tan fácil capturar momentos de la vida con un simple aparato rectangular, como ahora.
Por estas ganas de encontrar algún registro audiovisual del poeta, a fines de la década de 1980 se creyó que había aparecido una cinta que contenía la voz de César Vallejo leyendo uno de sus poemas, e incluso se presentó este audio como un gran hallazgo, justo en el año 50 después de su muerte.
En 1988, la revista Sí, que tenía como director a un joven César Hildebrandt, publicó un artículo sobre este curioso hecho que llamó la atención de todos los círculos culturales del país. En la cinta, además de la voz del poeta de Santiago de Chuco, aparecían otros poetas como Pablo Neruda, Miguel Hernández y Blas de Otero.
El informe de Sí, escrito por Julio Iván Pisua, narra este suceso, pero a medida que vamos conociendo el hecho, el texto nos envuelve con un manto de realidad y decepción. Imaginamos que muchos habrán sentido lo mismo en aquella época de colas largas, leche ENCI y superinflación.
A continuación, les presentamos la transcripción del artículo publicado en marzo de 1988.
Sonoro fraude
A 50 años de la muerte de Vallejo, una historia más triste que picaresca
Escribe: Julio Ivan Pisua
“No hay hablada que no llegue a bruma”
César Vallejo
Jorge Luis Borges explicó en un cuento cómo lo inverosímil puede crear la apariencia de verdad. Algo similar ha ocurrido en el Perú con la supuesta existencia de inéditos de César Vallejo y, lo que es más sorprendente, de una cinta que registra su voz declamando fragmentos del primer canto de “España, aparta de mí este cáliz”.
La cinta
Todo comenzó cuando, a fines del año pasado, el Agregado Cultural de Venezuela en España, Carlos Contramaestre, entregó al escritor español José Miguel Castañón una cinta magnetofónica con las voces de conocidos poetas españoles y latinoamericanos, entre los cuales se hallaba supuestamente la del poeta peruano.
Castañón, excapitán del ejército de Franco que renunció a sus rentas y prefirió el exilio, trajo la grabación al Perú. La presentación se hizo el 20 de enero en la Biblioteca Nacional. De inmediato estalló la polémica.
Las primeras pesquisas reforzaron las dudas surgidas en aquella reunión inicial. Remo Ruiz, el estudiante español que había hallado la cinta, no pudo explicar cómo la obtuvo, ni, lo que era más importante, las circunstancias en que se había efectuado la grabación.
Hasta ahora hay dos hipótesis sobre la forma en que se pudo obtener la cinta: pudo haber ocurrido casualmente (una compra callejera, por ejemplo); o, es posible que Remo Ruiz la obtuviera de alguno de los miembros de su familia. Si nos atenemos a la biografía de Ruiz, es posible que la segunda hipótesis sea correcta. (Ver subtítulo “Descubridor descubierto”)
El más firme convencido de la autenticidad del registro es Juan Mejía Baca, actual director de la Biblioteca Nacional. Sus razones son respetables. Él afirma que la grabación original se hizo probablemente en un disco rudimentario que carecía de matriz. De allí pudo obtenerse la cinta que encontrara Remo Ruiz.
Técnicamente, pues, la grabación pudo ser hecha por Vallejo en cualquiera de las ciudades españolas donde estuvo en los últimos años de su vida (Valencia, Jaén, Barcelona e incluso Madrid).
Además, el hecho es verosímil si examinamos la cronología vital del poeta. Vallejo vivió sus últimos años en París y solo ocasionalmente viajó a España, por brevísimas temporadas, durante 1963 [Nota de Literalgia: aquí hay un error de fecha. Podría tratarse de 1930] y 1937. En ese último año asistió al “Segundo Congreso Internacional de Escritores para la defensa de la cultura” y estuvo diez días en varias ciudades españolas.
Juan Larrea, estudioso serio de la vida y obra de Vallejo, afirmaba que ya entonces había sido escrito el célebre “Himno a los voluntarios de la República” (poema que se escucha parcialmente en la cinta). César Vallejo, entonces, pudo haber participado en la grabación durante ese lapso.
Pero todo se sitúa en el área impalpable de lo imposible; no en la tierra firme de lo real.
Quienes dudan de la existencia de la voz de Vallejo tienen, en cambio, argumentos consistentes. El primero y más evidente: ¿por qué nadie, que se sepa, había hablado de hasta ahora de la existencia de esa grabación? Aunque es difícil conocer si las voces de los poetas (seis incluyendo Vallejo) fueron registradas en una sola sesión o cada una por separado, resulta extraño que nadie hubiese comentado algo acerca de la existencia de ese disco olvidado. El argumento, sin embargo, no es irrebatible.
Más consideración merecen las opiniones de quienes conocieron a Vallejo y vivieron con él sus últimos años en Europa. A excepción de una persona, todos se han mostrado reacios a afirmar o negar que la voz registrada en la cinta corresponda a Vallejo.
Arturo Pastor Boggiano, que vivió con Vallejo durante un año en Europa, ha dicho que la voz es auténtica. Pero Juan ríos y Demetrio Tello, que también frecuentaron al poeta durante sus años en París, han mostrado serias dudas. Tello, una de los fundadores del movimiento comunista peruano en París, gran amigo de Vallejo, no reconoce la voz de este en la grabación.
Quizá la declaración más enfática ha sido hecha por Dolores Rodríguez, quien fuera esposa de Juan Luis Velásquez, uno de los amigos más entrañables de Vallejo. Ella, siendo colegiala y enamorada de Velásquez, trató a Vallejo en la charla cotidiana en Madrid, y luego en París. “dudo que esa voz sea de César Vallejo”, nos dijo. “él no gustaba recitar sus poemas, y si lo hacía era siempre de manera pausada, cadenciosa. Nunca en tono beligerante, vehemente, como se escucha en la cinta”.
Los inéditos
Algunos días después de iniciada la discusión, un diario limeño inició una campaña para ubicar presuntos manuscritos inéditos de Vallejo que su viuda, Georgette, había dejado al morir. Pero aquí la situación no era tan confusa como en el caso anterior. En realidad, hoy se puede afirmar que la parte esencial de la obra de Vallejo ya ha sido publicada. Los supuestos inéditos que dejara Georgette son en realidad manuscritos de obras ya editadas que, incluso, han sido exhibidos en público hace un par de años
Existe, obviamente, la posibilidad de que algunos documentos de poca extensión (cartas, poemas sueltos) se encuentren traspapelados en algún archivo público o privado, pero los indicios son remotos.
Lo cierto es que Georgette llegó al Perú con un bagaje muy reducido y resulta difícil imaginar de dónde obtuvo los inéditos que decía tener y por qué los tuvo ocultos durante tanto tiempo.
Los pocos objetos y documentos que dejó Georgette al morir, además del departamento que le fue cedido como parte de las regalías que le correspondían, están actualmente a cargo del Hogar Clónica San Juan de Dios. Según el padre Lázaro Cánovas, exdirector de la institución y heredero legal de Georgette, el íntegro de la herencia será dedicado a obras de caridad.
Este debate veraniego-fetichista sobre Vallejo ha dejado entrever una notoria superficialidad en nuestros llamados círculos intelectuales. Cuando el asunto debió quedar en un simple acusar el recibo de la cinta y el inicio de una investigación seria y completa, los diarios y revistas empezaron una andanada de dimes y diretes que ha de agudizarse en abril, cuando se conmemoren cincuenta años de la muerte del poeta.
Quizás el comentario más lúcido que se ha hecho sobre el tema fue del poeta Juan Ríos desde su retiro en Barranco: “Todo es tan absurdo que parece cierto”.
Descubridor descubierto
El joven Remo Ruiz trajo la grabación a Lima; pero nadie le prestó atención
Remo Ruiz, el joven estudiante de filología que afirma haber hallado la voz de Vallejo, tiene una vieja relación con el Perú. Nació en París en 1964, de padres españoles, tenía apenas dos años cuando vino por primera vez a nuestro país. Desde pequeño estuvo ligado a las actividades artísticas y literarias por influencia de su familia. Su padre es pintor y actualmente se encuentra terminando una enciclopedia de autores españoles.
Aunque siempre ha estado vinculado a la cultura peruana (en 1984 publicó una antología de narraciones indígenas), nunca hasta ahora había demostrado interés especial por la obra de Vallejo.
Sobre la forma en que consiguió la cinta (que además tiene las voces de Pablo Neruda, Miguel Hernández, Blas de Otero, León Felipe y Juan Ramón Jiménez), lo más probable es que ocurriera a través de su padre. La posibilidad no es tan remota si consideramos que su familia ha tenido siempre estrechos lazos con escritores y artistas españoles y latinoamericanos tales como Pablo Neruda, Julio Cortázar, Rafael Alberti y otros.
Lo más sorprendente es que José Manuel Castañón no ha sido el primero en traer la cinta a Perú; el año pasado, el propio Remo Ruiz la transportó y la dio a conocer en un pequeño círculo de familiares y amigos. El acontecimiento, sin embargo, no trascendió.
Ya en esa época, el joven estudiante de la Universidad Complutense había esbozado su hipótesis: la cinta es la reproducción de un disco que grabó el Partido Comunista Español durante la guerra civil y cuyo paradero era hasta ahora desconocido.
La tesis no era descabellada si consideramos que Rafael Alberti ha declarado que los poetas realizaron muchas grabaciones durante la guerra. Sin embargo, una pregunta subsiste: ¿por qué pasaron tantos años sin que se conociera de la existencia de tal grabación?
Remo Ruiz piensa venir al Perú en julio de este año. Quizá entonces pueda ensayar alguna respuesta a las muchas preguntas que su descubrimiento ha originado.
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