Con la llegada del ejército libertador al Perú, liderada por Don José de San Martín, la vicuña volvió a tener protagonismo, como ya lo había tenido en las épocas incaica y colonial. Para enfrentar al enemigo, se necesitaba tener una bandera y un escudo de armas. Fue por ello que el 21 de octubre de 1820, en su cuartel general de Pisco, el militar argentino emitió un decreto para crear la primera bandera y el primer escudo.
Los colores destinados para la bandera fueron rojo y blanco, pero no se sabe realmente por qué se eligió esos colores. Según la historiadora Natalia Majluf, en una edición del programa Sucedió en el Perú, siempre se ha preferido tomar por “cierta” la versión de Abraham Valdelomar, quien en 1917 escribió la crónica “El sueño de San Martín” en donde relata, con su reconocida bella prosa, que luego de una siesta bajo la sombra de una palmera, el libertador fue sorprendido por el vuelo de unas parihuanas que tenían el característico pecho blanco y alas rojas, y de aquella escena de documental tomó los colores. Otra de teoría, no tan popular, es la que afirma que el blanco fue sacado de la bandera argentina y el rojo de la chilena, dos países que ya habían sido liberados del yugo español. Incluso, también se habla de que el rojo fue tomado de la mascaipacha, una especie de corona que llevaba sobre la cabeza el soberano inca.
Para tener la bandera actual, esta pasó por dos significativas modificaciones, al igual que el escudo. Hay que precisar que San Martín, según Natalia Majluf, aclaró que la creación de la primera bandera y escudo solo eran provisionales y que, una vez lograda la independencia, los propios peruanos serían quienes constituyeran sus símbolos definitivos. En el caso del escudo, el primero lucía el sol, montañas y el mar, pero no un animal representativo. Recién, tras la primera modificación, se incluyó al cóndor y la vicuña, además de un árbol de plátano y las banderas de las naciones recién liberadas.
En 1825, con el sello de nuestra Independencia, se decidió por fin el diseño del escudo que contiene los elementos actuales. Los promotores de la renovación de este nuevo símbolo patrio fueron los médicos Hipólito Unanue y José Gregorio Paredes quienes, influenciados por la ilustración francesa, optaron por incluir en nuestro escudo tres figuras que representen nuestra riqueza natural.
De esta manera, se decidió representar al reino animal con la vicuña, debido a la fama de su fina lana en el mundo; al reino vegetal con el árbol de la quina, por su valor histórico e importancia medicinal; y al reino mineral con la cornucopia derramando monedas. Este escudo fue aprobado por Simón Bolívar, quien en ese entonces era el máximo mandatario de nuestro país.
Después de esta nueva versión, nuestro escudo no sufrió más que ligeros cambios, pero solo en el diseño para facilitar la acuñación de monedas.
Entonces, desde 1825, a la vicuña nadie más la movió del escudo, pero los cazadores continuaron depredándola. De los aproximadamente 2 millones de ejemplares que existían en el Tahuantinsuyo, según Antonio Brack, el número se redujo dramáticamente hasta los primeros años de nuestra Independencia. Esto llamó la atención de Bolívar, quien tomó medidas al respecto y 1825 emitió dos decretos, uno para prohibir su caza y otro para ofrecer compensaciones a quienes “domesticaban rebaños” para proteger a estos camélidos.
En la década de 1960, la vicuña casi se extingue. Solo quedaban alrededor de 5 mil en el Perú y por ello se trabajó para salvarla. Una de las principales medidas fue la creación de la Reserva Nacional Pampa Galeras. Actualmente, este camélido ya no está en peligro, pero aún es víctima de cazadores furtivos.
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