in

[Reseña] Barrio laberinto, libro de cuentos de Leonardo Ledesma Watson

“Las voces que recorren el libro, además de cercanas, son verídicas; es decir, reconocibles en la experiencia de miles de peruanos que trajinan la ciudad y que se enfrentan a la exclusión y la violencia como algo cotidiano”

Por Enmanuel Grau

La juventud como territorio de lo posible: la atalaya desde donde se vislumbran todos los caminos, ese espacio vital en el que se puede aquilatar la ternura y validar el deseo, el desenfreno y el odio. Barrio laberinto de Leonardo Ledesma (Alfaguara, 2021) es un libro que podría leerse junto a Los inocentes una tarde y al vuelo, pues hay en estas historias una hermandad que el tiempo (el de Reynoso y el de Ledesma) no ha roto, sino más bien estrechado en un contexto donde, todavía para muchos, vivir es un desafío constante y siniestro. Este es un libro que podemos llevar bajo el brazo mientras caminamos por la calle atisbando los escombros de esos tiempos en donde crecer hubiera sido un crimen.

Las voces que recorren el libro, además de cercanas, son verídicas; es decir, reconocibles en la experiencia de miles de peruanos que trajinan la ciudad y que se enfrentan a la exclusión y la violencia como algo cotidiano; un monstro agazapado que de tanto mirar ya no da miedo, pero cuyas pisadas conducen inexorablemente a la frustración y a veces a la desesperanza.

Toda la temática del libro, aquello que entendí, era urgente mostrar, lo encontré en el cuento “Hasta que termine el verano”. Relato de iniciación, de búsqueda de la identidad, narrado por un grupo de muchachos que intentan hacerse un lugar en su mundo, traspasar la barrera del anonimato y encarnar la realidad que ven en la TV y que codician a la vida adulta, de la que no han probado todavía su rudeza.

Las voces femeninas de este cuento se desgarran en sus vacilaciones pues hay en ellas una candidez en pugna con un contexto machista que las obliga a ser lo que no son y a aceptar rituales (como en el amor) repudiables en donde la mujer solo es objeto de deseo, referencia de pulsiones reprimidas bajo sábanas turbias.

El oficio de crecer y el valor de la amistad como único puente que a veces se quiebra, le dan al libro de Leo Ledesma un tono familiar en el que podemos reconocer esta etapa de la vida, frágil y osada, vehemente y fugaz que, sin embargo, entonces nos parecía interminable. Tiempos en los que la inmortalidad estaba asegurada y a la que volvemos desde el recuerdo para saber quienes somos, de dónde venimos.

Comentarios de Facebook

[Entrevista] Poetizar lo insoportable: José Carlos Yrigoyen y su tercera novela

[Entrevista] Diego Trelles Paz: “Nunca escribo sobre algo que no me afecte o me interpele”